Habitaciones destrozadas, pintadas en las paredes y un coste en reparaciones por un valor de unos 37.000 euros es el balance de la convocatoria de una fiesta que anunció una adolescente por Facebook.
Esther Hinestenía, de 56 años, tenía pocos motivos para sentir miedo cuando su hija Sarah le preguntó si podía organizar una fiesta de cumpleaños en su casa familiar de cinco dormitorios. Sería una pequeña fiesta sin alcohol, con un máximo de 30 adolescentes comiendo patatas fritas y dulces mientras escuchaban algo de música.
Lo que iba a ser una inocente fiesta de unas 30 personas, finalmente acabó siendo una “fiesta” de unas 800 personas. Se abre el debate, ¿es peligroso Facebook?.
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